He logrado superar al tiempo. Lo he conseguido al fin. He puesto mis sensaciones al costado de un árbol inquietante, eterno, sombrío. Único.
He impuesto mi razón de existir. He superado todo signo de maldad, de bien o deseo humano.
He escapado por miles de años a las torturas de las almas sentenciadas en el espacio. He logrado moverme entre los precipicios.
He huído como cobarde.
Por Dios, ¿que haré al respecto?. Nada. Nada interesante. Te he sobrepasado y es un hecho, es un nuevo mandamiento de claridad.
Sí, por que los sufijos han quedado desiertos, por que mi razón de existir se ha evaporado. Consumido. Ensimismado.
Es como una simple reflexión del origen puro de las bestias opacadas. Es una simple pregunta.
Es el resultado exacto en la física contemporánea.
Es solo, mi propia filosofía.
Sí, así es, mi propia filosofía.
Un fogoso tormento de noches oscuras, luchando por sobrevivir.
Es mi tiempo oculto, mis ríos de sangre, mis caminos olvidados entre los tempanos desvanecidos del amor y el odio.
Es mi crítica.
Mi propia forma de saciar el hambre.
He logrado superar al tiempo. Ponerme sobre cualquier tipo de religión.
De simplicidad, de interacción carnal... De pesadillas.
Es una locura parcial, pasajera.
Es el tic-tac que no me deja respirar.
Es este maldito manicomio que no quiere soltarme. Me abraza, mutila mis partes... Oxida mi corazón.
Es esta mierda putrefacta que se aferra a mi. Que insiste en la historia. En la historia de los muertos.
Es verdad, ya no quedan opciones, ni soles guardados o por último, un momento de tranquilidad.
La explosión del espacio.
La muerte de lo divino.
La explosión del espacio.
¡Es esa explosión!... Es mi brazo sentimental; sencillamente mi parte emocional...
He logrado superar al tiempo,
y sé que no cumpliré más años,
y sé que no podré huir de nuevo.
No podré huir nuevamente.