miércoles, 20 de febrero de 2008

En Momentos (continuidad del espacio)


Es un ritual que no para de sangrar.
Es la fluidez de mi boca sobre tu cuerpo inerte. Es la manzana de Adán incrustada en mi cicatriz.
No escucho voces, ni respiros de niños enclaustrados.
No deseo tenerte hasta la eternidad.
Y mis ojos se cubren en rocío. En una típica y despanante fusión de simetría y lucubridad.
De rosas azules y tornasoles. De soles mal heridos y humedad reinante.
Es la oscuridad de mi frescura.
Es la simple continuidad del espacio superflúo en mis intestinos.
De enormes espaldas y dedos fragmentados. De sonrisas sínicas y entusiasmo congelado.
Un minuto de esperanza.
De rencor.
De odio.
De temor.
De ira.
De gula.
Del deseo más próximo a la tristeza. A la infelicidad.
De tormentos vácuos.
De aguas turbias. De momentos esperados.
De oscuras lagartijas y gusanos aplastados.
De bestias y recodos de arañas empantanadas.
Ese es mi futuro.
Esto no es poesía.
Es solo la continuidad de la luz. De Dios. De Hombres hambrientos.
Perfumados.
Con incontables placeres carnales. Debilidad pura. Impura. Perfecta. Tosca. Ruda. Débil.
Es la vuelta al tiempo.
Es la oscuridad perdida.
Mi tiempo de relajo.
Mi tiempo de muerte esperada.
De llantos fantasmales.
Son mis momentos de oscuridad grotesca.
Es simplemente un pensamiento guardado.
Hasta luego.
Hasta siempre.
Adios.
Arranco del frío. Me detengo. Inflingo las heridad correspondientes.
Mi signo de pureza se ha obstruído, ha caído con delicadeza.
Es solo mi propia continuidad en las hojas otoñales de los secos robles invernales.

1 comentario:

Matías Irarrázabal dijo...

buen espacio

te invito a participar opinando en nuestro espacio dedicado a la diversidad del escribir

saludos cordiales

http://asociaciondelbuenescribir.blogspot.com/