jueves, 7 de febrero de 2008

En momentos


Cada cual a su corredor de pensamientos absolutos. Cada cual con sus miedos entre la oscuridad y la luz.
No más esquizofrenias y blasfemias de cuerpos tumultuosos. No más humanidad. Ni letras sangradas en los caminos magentas de ultratumbas. No más comprensión.
Y ni siquiera he podido alcanzar las promesas deseadas, de paraísos terrenales, de infinitos atardeceres perdiendo el sentido. La palabra desquiciada.
Un, dos, tres, cuatro...
Un, dos, tres, cuatro...
Tack!...Chasquillos...Gritos en mi interior...Mi dulzura...
Bla, bla, bla, bla...Retornas a mis sueños.
Tack!....¡Hasta cuándo!, ¡Hasta cuándo, por la mierda!...
¿Hasta dónde?.
¿Por qué?.
Cada cual para su fin descrito en los cielos eternos de dioses fogosos,
cada cual para su retorno de sinceridad.
Cada cual para su infinito despertar.
Un, dos, tres, cuatro...
Y desvanezco entre piernas mutiladas y dolores de niño enfriado.
De entumecimientos y lúgubres arcoiris de lluvia ácida.
De soles ocultos. De pasadisos escondidos.
Sin razón de existir, sin sentido del habla.
De mi melancolía no adscrita, no descrita.
Tack!...Rompe la bulimia que aconseja a mi espacio...Un propio vacio de tristeza.
De las palabras usadas...
Dolores de cabeza.
Corazón inchado.
Reventado. Arrugado. Usado. Viejo. Rendido.
Un, dos, tres, cuatro...Tack!. Mis manos se empeñan en poder moverse como antes, evitando cada rastro de escurrimiento abrupto.
De agujas alquiladas. De huesos podridos. De almas sentenciadas.
¿Cada cual para su infierno?. ¿Cada cual para su Fausto?
¿Cada cual para su Sísifo?
Oh. Oh. Oh... No, para qué.
Qué importa aquellos que solo tiran y escupen al cielo. Que importa la gente pequeña.
Mi locura. Mi tormento.
Mi oración de despedida.
Mi oración de despedida.
Sí, y que más da. De luces y tinieblas. De ángeles y demonios. De enfermos y sanos. De estúpidos e inteligentes. De huevones pobres, ediondos, vomitivos...
¡Gracias!. Delirio de grandeza. Delirio de grandeza.
Puf!...
Que se desvanece.
Que se da por vencido.
Que se rinde.
Que muere.
Que lo carcomen.
Que desaparece.
Esa es mi fe. Esa es mi puta fe.


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